Hch 7:51 »¡Duros de cerviz![b] ¡Incircuncisos de corazón y de oídos![c] Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo;[d] como vuestros padres, así también vosotros.
Hch 7:52 ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del Justo,[e] a quien vosotros ahora habéis entregado y matado;[f]
Hch 7:53 vosotros que recibisteis la Ley por disposición de ángeles,[g] y no la guardasteis.
Hch 7:54 Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones y crujían los dientes[h] contra él.
Hch 7:55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo,[i] puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba a la diestra de Dios,
Hch 7:56 y dijo: «Veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre[j] que está a la diestra de Dios».
Hch 7:57 Entonces ellos, gritando, se taparon los oídos y arremetieron a una contra él.
Hch 7:58 Lo echaron fuera de la ciudad y lo apedrearon. Los testigos pusieron sus ropas[k] a los pies de un joven que se llamaba Saulo.[l],[m]
Hch 7:59 Mientras lo apedreaban, Esteban oraba y decía: «Señor Jesús, recibe mi espíritu».[n]
Hch 7:60 Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: «Señor, no les tomes en cuenta este pecado».[ñ]
Habiendo dicho esto, durmió.