II. EL AMOR DEL SEÑOR A ISRAEL (1.2–5)
El Señor dice: “Yo los amo a ustedes.” Pero ustedes responden: “¿Cómo sabemos que nos amas?” El Señor contesta: “Yo los amo por la misma razón que, siendo hermanos Esaú y Jacob, amé a Jacob
Mal 1:3 y aborrecí a Esaú.[b] Y el país de Esaú, que era montañoso, lo convertí en un desierto, y sus propiedades en tierra solo buena para los animales salvajes.”
Mal 1:4 Si los edomitas, descendientes de Esaú, dijeran: “Hemos sido destruidos, pero reconstruiremos nuestra nación”, el Señor todopoderoso respondería: “Ellos reconstruirán, pero yo los destruiré otra vez. Su país será llamado ‘País de maldad’ y ‘Nación del eterno enojo del Señor’.”[c]
Mal 1:5 Ustedes lo verán con sus propios ojos, y dirán: “¡El Señor es tan grande que sobrepasa las fronteras de Israel!”[d]
Mal 1:6
III. ACUSACIONES Y AMENAZAS CONTRA LOS SACERDOTES QUE NO OFRECEN LOS SACRIFICIOS EN LA FORMA CORRECTA (1.6–2.9)
El Señor todopoderoso dice a los sacerdotes: “Los hijos honran a sus padres, y los criados respetan a sus amos. Pues si yo soy el Padre de ustedes, ¿por qué ustedes no me honran? Si soy su Amo, ¿por qué no me respetan? Ustedes me desprecian, y dicen todavía: ‘¿En qué te hemos despreciado?’
Mal 1:7 Ustedes traen a mi altar pan indigno, y preguntan todavía: ‘¿En qué te ofendemos?’ Ustedes me ofenden cuando piensan que mi altar puede ser despreciado
Mal 1:8 y que no hay nada malo en ofrecerme animales ciegos, cojos o enfermos.”[e] ¡Vayan, pues, y llévenselos a sus gobernantes! ¡Vean si ellos les aceptan con gusto el regalo!
Mal 1:9 Pídanle ustedes a Dios que nos tenga compasión. Pero si le hacen esa clase de ofrendas, no esperen que Dios los acepte a ustedes con gusto. El Señor todopoderoso dice:
Mal 1:10 “¡Ojalá alguno de ustedes cerrara las puertas del templo, para que no volvieran a encender en vano el fuego de mi altar! Porque no estoy contento con ustedes ni voy a seguir aceptando sus ofrendas.[f]
Mal 1:11 En todas las naciones del mundo se me honra; en todas partes queman incienso en mi honor y me hacen ofrendas dignas.[g]
Mal 1:12 En cambio, ustedes me ofenden, pues piensan que mi altar, que es mi mesa, puede ser despreciado, y que es despreciable la comida que hay en él.[h]
Mal 1:13 Ustedes dicen: ‘¡Ya estamos cansados de todo esto!’ Y me desprecian.[i] Y todavía suponen que voy a alegrarme cuando vienen a ofrecerme un animal robado, o una res coja o enferma.
Mal 1:14 ¡Maldito sea el tramposo que me promete un animal sano de su rebaño y luego me sacrifica uno que tiene defecto! Yo soy el gran Rey, y soy temido entre las naciones.” Esto dice el Señor todopoderoso.
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