Hay perdón, “si confesamos nuestros pecados” (1Jn_1:9). Hay bienaventuranza después de la confesión (Sal_32:1-2).
La otra forma en que se usa el término significa una declaración abierta y pública que hacemos identificándonos con Dios, con su Hijo Jesucristo, con su obra y con su pueblo. David decía: “Yo te confesaré entre las naciones” (2Sa_22:50; Sal_18:49). El pueblo de Dios recibiría la bendición del perdón si “se convirtiere, y confesare” el nombre de Dios (2Cr_6:24). Al que confiesa al Señor Jesús, él también le confesará delante de su Padre (Mat_10:32). Llegará el día cuando “toda lengua” confesará “que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Flp_2:11).
No hay comentarios:
Publicar un comentario