(“¿De Nazaret puede salir algo de bueno?”

[Juan_1:46]). El Señor Jesús fue conocido como “el hijo del carpintero” (Mateo_13:55; Mar_6:3)



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miércoles, 23 de enero de 2013

EL PECADO DEL REY JOSIAS, predica el hermano YIYE AVILA

OBRAS
(acciones, hechos).

 El "creyente" es salvado gratis, por la fe, sin las obras, pero "para hacer buenas obras" así nos dice San Pablo en  Efe_2:8-10 : (¡muchos nunca leen el verso 10!).

 Todos hacemos cada día muchas "obras", buenas o malas: La grandeza del cristiano, es que es salvado gratis, por la fe, por la Sangre de Cristo, para vivir en Cristo, y que Cristo viva en él, y así poder hacer "obras buenas" . ¡Mas no yo, sino Cristo que vive en mí! Gal_2:20.

 Esto de "salvados" se presta a confusión: Somos "salvados" del pecado, del poder del demonio y de la muerte, y hechos "hijos de Dios". ¡pero no estamos en el Cielo!. hemos sido "salvados", hechos "hijos de Dios", para que hagamos obras buenas. si las hacemos malas, somos peores que un pagano, que no tiene tantas gracias como un cristiano. Por eso nos dice Pablo: Si tuviera tanta fe que moviera montanas, pero no tengo caridad, no soy nada: (1Co_13:2). Y el mismo Jesús nos dice que "muchos" dirán: ¿no profetizamos en tu nombre, e hicimos milagros y expulsamos demonios en tu nombre?. Y Jesus les dirá: Marchaos de mí, obradores de maldad, Mat_7:21-27). Y Santiago dice taxativamente que la fe, sin obras es fe muerta, es como un cadáver, es la fe del diablo, Stg_2:14-26.

 Lutero quería quitar de la Biblia esta carta de Santiago, pero, para quitar esa idea, tendría que deshacerse de toda la Biblia: He aquí sólo algunos ejemplos: Los "creyentes".

 - Son creados en Cristo, para hacer buenas obras, Efe_2:8-10 : (¡lea el 10!).

 - Exhortados a revestirse de obras, Col_3:12-14.

 - Están llenos de obras, Hec_9:36.

 - Seguidores de obras, Tit_2:14.

 - Deben ser perfectamente instruidos para buenas obras, 2Ti_3:17.

 - Deben ser ricos en obras, 1Ti_6:18
 - Sobresalir en obras, Tit_3:8-14.

 - Fecundos en obras, Col_1:10.

 - Perfectos en obras, Heb_13:21.

 - Abundar en obras, 2Co_9:8.

 - Seguidos a la tumba por sus obras, Rev_14:13.

 - Todo el Libro de los "Hechos", se llama así, porque son los "Hechos", las "Obras" de los primeros cristianos realizadas con el poder de Dios.

 - El Sermón de la Montaña de Mt.5,6 y 7, todo son "obras".

 - La Carta a los Romanos es la "Catedral de la fe" en los primeros 8 capítulos, pero es la "Catedral de las obras" en los 5 últimos, son como el "Sermón de la Montaña" de San Pablo.

 - La "Carta a los Gálatas" es la "carta de la libertad". la libertad y poder que tiene el cristiano para hacer el bien, y no hacer el ma: Los 3 primeros capítulos son todo "fe", porque es la base del cristianismo, del ser "hijos de Dios". pero los dos últimos son la "lucha del cristiano", y las obras buenas que tiene que hacer, si en verdad Cristo está en él, resumiendo Pablo toda la Biblia en Gal_5:14 en 8 palabras: Amarás a tu prójimo como a ti mismo; es el mismo resumen que hizo Jesús de toda la Biblia en Mat_7:12.

 - Lo mismo pasa con las cartas a los Efesios y Colosenses: La primera mitad son las maravillas y prerrogativas del ser cristiano. la segunda mitad, es la lucha y buenas obras que tiene que hacer el cristiano, con Cristo en su corazón, ¡el gran problema, es que muchos cristianos sólo leen la primera mitad de estas Epístolas!.

 Un Ejemplo: Un "Príncipe" lo es, no porque hiciera buenas obras, o fuera guapo, sino solo porque es hijo de su padre, que es Rey: Es príncipe gratis, de gracia, sin que él hiciera ninguna buena obra para serlo. pero una vez que es "Príncipe" tiene que hacer buenas obras, con las prerrogativas y facilidades que tiene, ¡y si hace malas obras, es peor que si no hubiera sido príncipe . porque todos se van a enterar!.

 Lo mismo pasa con el Cristiano: Lo es gratis, por gracia, por la fe en Jesucristo; ya es "salvado", ¡no confundas esta palabra!, es hecho "hijo de Dios!, es salvado del pecado, del demonio. pero es "salvado", hecho "hijo de Dios", para que haga buenas obras"; si con tantas gracias y prerrogativas, hace "malas obras", es peor que si fuera pagano.

 El Juicio Fina: En el momento de entrar al Cielo, Dios no nos preguntará si tuvimos fe, o si fuimos o no cristianos. nos tratará a todos sin "acepcion de personas", a todos por la misma medida, dice Pablo en Ro.2: 5-I1, nos medirá por las "obras" que hicimos, ¡a todos!, a cristianos, a judíos, a musulmanes, al chinito que nunca oyo hablar de Cristo, a Moisés, que nació antes de Cristo, ¡a todos!. y así lo repite la Biblia cada vez que nos describe el "Juicio Final", en el momento antes de ser enviado al Cielo o al Infierno. no nos medirá por la fe, ni por ningún otro don que nos dio el Senor, sino que nos medirá por las "obras" que hicimos con la fe, porque a todos Dios nos da la fe necesaria para ir al Cielo, a todos, a chinitos, a cristianos, a musulmanes, a los que nacieron antes de Cristo, ¡a todos nos da la medida de la fe, de Rom_12:3, y a cada uno mucho más de la que necesita!. ¡porque Dios quiere que todos los hombres se salven, vayan al Cielo!: (1Ti_2:4).

 Lea usted el "Juicio Final", cómo será el suyo, en Rom_2:5-11, Mat_25:31-46, Jua_5:29, 2Co_5:10, Rev_20:11-15. Ver "Justificacion".



Diccionario Bíblico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Ducasse... Fuego de Dios

Tomando Posesión de la Promesa

« Yo soy Jehová, el Dios de Abraharn, tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia » (Gén_28:13).

A las almas tímidas les cuesta trabajo aprovechar las promesas que Dios ha hecho para ellas, pues temen que sería presuntuoso, por su parte, aferrarse a esas cosas tan buenas y preciosas. Como norma general, podemos considerar que si tenemos fe como para aprovechar la promesa será nuestra. El que nos da la llave que encaja en la cerradura de su puerta, lo hace con el propósito de que abramos la puerta y entremos. No podremos nunca ser presuntuosos por creer con humildad en Dios, pero sí lo seremos si cuestionamos su palabra. No será fácil que nos equivoquemos por confiar demasiado en la promesa. Nuestro fallo reside en la falta de fe, nunca por tener demasiada fe. Sería difícil creer demasiado en Dios, y lo terriblemente corriente es no creer en Él lo suficiente. «Conforme a vuestra fe así os sea hecho» es una bendición que Dios no se arrepiente nunca de conceder. «Si crees» está escrito: «si puedes creer, todo le es posible al que cree». También está escrito: «No pudieron entrar por causa de la incredulidad de ellos», pero no se ha dicho nunca que uno que entrase porque su fe fuese criticado por su impertinencia y echado fuera.
Jacob, según el versículo con el cual hemos encabezado este capítulo, tomó posesión de la tierra prometida tumbándose sobre ella y quedándose dormido. No hay una manera más segura de apoderarse de una promesa que colocando todo nuestro peso sobre ella y luego disfrutando de un buen descanso. «La tierra en que estás acostado te la daré.»
¡Con cuánta frecuencia he visto que la promesa era cierta al aplicármela y aceptarla por fe como algo verdadero y actuando conforme a ella! Me he tumbado sobre ella como si se tratase de un sofá y me he dejado a mí mismo en las manos del Señor; entonces he podido descansar, y la paz se ha adueñado de mi espíritu. La confianza en Dios hace que se cumplan los propios deseos. La promesa que hace el Señor a los que buscan sus favores en oración es como sigue: «Creed que las recibiréis y os será hecho.» Esto suena extraño, pero es verdad, pues es conforme a la filosofía de la fe. Diga usted, con una fe auténtica: «esta promesa es mía», y de inmediato lo será. Las promesas las recibimos por la fe y no por la vista o por otro sentido.
Las promesas de Dios no son la exclusiva de un cristiano determinado u otro, sino que son un bien común para todos los que habitan en la parroquia de la Santa Fe. No hay duda de que hay personas que, si pudiesen, se apoderarían de las estrellas y harían del sol y de la luna una propiedad personal. Esa misma avaricia intentaría vallar las promesas, pero es algo que no pueden hacer. Sería como el avaro que pretende encerrar los pájaros cantores, y decir que la música de las alondras y los tordos es su herencia exclusiva, como proponer que las promesas son todas para una persona. No, ni los mejores de entre los santos pueden, aunque quisiesen hacerlo, poner ni una sola de las palabras del Dios de gracia bajo llave. La promesa no es sólo «para vosotros y nuestros hijos», sino «para todos los que están lejos, a todos los que son llamados por el Señor». Qué gran consuelo es éste! Hagamos nuestros los bienes comunes y poseamos, por la fe, lo que el Señor ha puesto a nuestra disposición por el pacto.
Las palabras que fueron dichas a Jacob pertenecen por igual a todos los creyentes. Oseas dice acerca de él: «Venció al ángel y prevaleció; lloró y le rogó; en Bet-el le halló, y allí habló con nosotros.» De manera que Dios nos estaba hablando también a nosotros al hablar con el patriarca. Las maravillas que mostró Dios en el Mar Rojo se realizaron para todo el pueblo, pero leemos: «Allí en Él nos alegramos» (Sal_66:6). Es cierto que nosotros no estuvimos presentes, pero a pesar de ello el gozo de la victoria que obtuvo Israel es también nuestro. El apóstol cita la palabra que el Señor dijo a Josué como si hubiese ido dirigida a uno o a cualquier hijo de Dios. «Porque él dijo: no te desampararé ni te dejaré» (Heb_11:5), ya que la palabra del Señor no acaba con el motivo que la originó ni se agota al bendecir a la persona a la que fue dirigida. Todas las promesas van dirigidas a los creyentes que tienen suficiente fe como para aplicárselas y suplir que sean suyas ante el trono de la gracia. Lo que Dios es para la persona que ha confiado en Él, lo será para todos los que le necesiten por sus circunstancias y necesidades.
La Biblia tiene puesta su mirada en cada uno de nosotros al pronunciar sus palabras llenas de gracia. Un orador de Bampton dijo muy acertadamente: «Nosotros mismos, y otros como nosotros, somos las personas acerca de las cuales habla la Escritura y a las cuales apela como hombres, de diversas maneras, con persuasión y condescendencia, pero de manera celestial. Vale la pena fijarse en como un libro de su descripción, con todo lo que abarca, tiene un poder tan versátil y una visión tal que es como un retrato exacto de nuestras personas, dondequiera que nos volvamos.»

«¡Visión de la palabra de Dios!
dondequiera que miramos,
siempre tu mirada dulce sobre nosotros está,
discerniendo nuestro dolor profundo,
descifrando la confusión que anida en nuestro ser. »
«¿Qué palabra es ésta? ¿De dónde me conoces?

Maravillado clama el humilde corazón
al oírte proclamar
ese misterio tan profundo.»

La palabra posee una personalidad extraordinaria, pues se aplica a miles de generaciones de creyentes, y ése es uno de sus mayores encantos y una de las pruebas más contundentes de su inspiración divina. Hemos de tratar nuestras Biblias no como si se tratase de viejos almanaques, sino de libros nuevos, actuales, con un contenido fresco y que se adapta a nuestros días. Hay una dulzura inconmensurable y posee al mismo tiempo una frescura que no ha disminuido en nada, pues esa misma palabra que habló en la antigüedad a nuestros antepasados, alimentando su espíritu, se aplica también a nosotros hoy. Gloria sea a Dios de que nosotros podemos darnos un banquete con su palabra, y si no lo estamos haciendo deberíamos de hacerlo. ¡Si no lo hacemos sólo podemos culparnos a nosotros mismos!

Los pozos de Abraham sirvieron para Isaac y para Jacob, pero también para miles de generaciones. Vengan y metamos nuestros cubos y saquemos con gozo el agua que está en los profundos pozos de la salvación, que fueron cavados en aquellos días en que nuestros padres depositaron su confianza en el Señor y Él les libertó. No hemos de temer ser supersticiosos o crédulos. Las promesas del Señor son para todos los que desean creer en ellas, y la fe es una garantía para creer. Si tú no eres capaz de confiar, aún puedes hacerlo. Después de haber sido cumplidas miles de veces, las palabras de la promesa siguen teniendo su valor, y volverán a cumplirse. Muchas veces han sido a las que nos hemos acercado como a una fuentecilla del campo a calmar nuestra sed con agua fresca del arroyo, que sigue siendo gratuita y conserva su frescor, y hoy podemos beber de ella con la misma confianza que lo hicimos la primera vez. Los hombres no cumplen sus promesas una y otra vez, y sería irrazonable esperar que lo hiciesen. ¡Ellos son como cisternas, pero tú, oh Señor, eres una fuente! Todos mis frescos manantiales están en ti.
¡Ven lector, e imita a Jacob! Del mismo modo que él se tumbó en un lugar determinado, usando las piedras como almohada, hazlo tú. Tenemos la Biblia entera para reclinarnos sobre ella, y hay ciertas promesas en ella que nos pueden servir de almohada. Apoya en ellas tu carga y tú mismo repósate, deja tu penar. He aquí una promesa de la Escritura que puede ser tuya de ahora en adelante: «La tierra en que estás acostado te la daré.»

***

el joven de doble ánimo peliculas cristianas

Miq 7:8
La victoria definitiva de Israel[g]
Nación enemiga mía, no te alegres de mi desgracia,[h]
pues, aunque caí, voy a levantarme;
aunque me rodee la oscuridad,
el Señor es mi luz.

Miq 7:9  He pecado contra el Señor,
y por eso soportaré su enojo;
mientras tanto, él juzgará mi causa
y me hará justicia.
El Señor me llevará a la luz,
me hará ver su victoria.

Miq 7:10  También la verá mi enemiga,
y eso la cubrirá de vergüenza.
Ella me decía: “¿Dónde está el Señor tu Dios?”,[i]
pero ahora tendré el gusto de verla
pisoteada[j] como el barro de las calles.
Miq 7:11
La restauración de Jerusalén
Jerusalén, ya viene el día
en que tus muros serán reconstruidos[k]
y tus límites ensanchados.

Miq 7:12  Ya viene el día
en que acudirán a ti de todas partes:
desde Asiria hasta Egipto,
desde el río Nilo hasta el Éufrates,
de mar a mar y de monte a monte.[l]

Miq 7:13  La tierra será convertida en desierto
por culpa de sus habitantes,
como resultado de su maldad.[m]
Miq 7:14
Oración por la prosperidad del pueblo
¡Cuida, Señor, de tu pueblo,
de las ovejas de tu propiedad,
que están solas en el bosque,
rodeadas de fértiles tierras!
Llévalas, como en tiempos pasados,
a los pastos de Basán y Galaad.[n]

Miq 7:15  Hazles ver maravillas,[ñ]
como en los días en que los sacaste de Egipto.[o]

Miq 7:16  ¡Que las otras naciones también las vean,
y se cubran de vergüenza
a pesar de todo su poder!
¡Que se queden como mudas y sordas!

Miq 7:17  ¡Que muerdan el polvo como las serpientes
y como los otros reptiles!
¡Que salgan temblando de sus nidos,
y que llenas de miedo recurran
a ti, Señor nuestro Dios!
Miq 7:18
Dios perdona a su pueblo
No hay otro Dios como tú,[p]
porque tú perdonas la maldad
y olvidas las rebeliones
de este pequeño resto[q] de tu pueblo.
Tú nos muestras tu amor
y no mantienes tu enojo para siempre.[r]

Miq 7:19  Ten otra vez compasión de nosotros
y sepulta nuestras maldades.
Arroja nuestros pecados
a las profundidades del mar.

Miq 7:20  ¡Mantén, Señor, la fidelidad y el amor
que en tiempos antiguos prometiste
a nuestros antepasados Abraham y Jacob![s]