(“¿De Nazaret puede salir algo de bueno?”

[Juan_1:46]). El Señor Jesús fue conocido como “el hijo del carpintero” (Mateo_13:55; Mar_6:3)



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martes, 12 de marzo de 2013

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Apo 13:16 Además, hizo que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, les pusieran una marca en la mano derecha o en la frente.
Apo 13:17 Y nadie podía comprar ni vender, si no tenía la marca o el nombre del monstruo, o el número de su nombre.

Apo 13:18 Aquí se verá la sabiduría; el que entienda, calcule el número del monstruo, que es un número de hombre. Ese número es el seiscientos sesenta y seis

Antonio Bolainez : El 666 en el Mundo


Apo 13:16  Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente;
Apo 13:17  y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.
Apo 13:18  Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.


El Sello De la bestia - Dr. Antonio Bolainez (audio only)

Apo 13:1  Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo.
Apo 13:2  Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad.
Apo 13:3  Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia,
Apo 13:4  y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?
Apo 13:5  También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses.
Apo 13:6  Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo.
Apo 13:7  Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.
Apo 13:8  Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.
Apo 13:9  Si alguno tiene oído, oiga.
Apo 13:10  Si alguno lleva en cautividad, va en cautividad; si alguno mata a espada, a espada debe ser muerto. Aquí está la paciencia y la fe de los santos.
Apo 13:11  Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón.
Apo 13:12  Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada.
Apo 13:13  También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres.
Apo 13:14  Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió.
Apo 13:15  Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase.
Apo 13:16  Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente;
Apo 13:17  y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.
Apo 13:18  Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.


VATICANO - 10 REGIONES ECONOMICAS - NUEVO ORDEN MUNDIAL

Gén 1:1
La creación
Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra.
Gén 1:2 La tierra era un caos total, las tinieblas cubrían el abismo, y el Espíritu[a] de Dios iba y venía sobre la superficie de las aguas.
Gén 1:3 Y dijo Dios: «¡Que exista la luz!» Y la luz llegó a existir.
Gén 1:4 Dios consideró que la luz era buena y la separó de las tinieblas.
Gén 1:5 A la luz la llamó «día», y a las tinieblas, «noche». Y vino la noche, y llegó la mañana: ése fue el primer día.
Gén 1:6 Y dijo Dios: «¡Que exista el firmamento en medio de las aguas, y que las separe!»
Gén 1:7 Y así sucedió: Dios hizo el firmamento y separó las aguas que están abajo, de las aguas que están arriba.
Gén 1:8 Al firmamento Dios lo llamó «cielo». Y vino la noche, y llegó la mañana: ése fue el segundo día.
Gén 1:9 Y dijo Dios: «¡Que las aguas debajo del cielo se reúnan en un solo lugar, y que aparezca lo seco!» Y así sucedió.
Gén 1:10 A lo seco Dios lo llamó «tierra», y al conjunto de aguas lo llamó «mar». Y Dios consideró que esto era bueno.
Gén 1:11 Y dijo Dios: «¡Que haya vegetación sobre la tierra; que ésta produzca hierbas que den semilla, y árboles que den su fruto con semilla, todos según su especie!» Y así sucedió.
Gén 1:12 Comenzó a brotar la vegetación: hierbas que dan semilla, y árboles que dan su fruto con semilla, todos según su especie. Y Dios consideró que esto era bueno.
Gén 1:13 Y vino la noche, y llegó la mañana: ése fue el tercer día.
Gén 1:14 Y dijo Dios: «¡Que haya luces en el firmamento que separen el día de la noche; que sirvan como señales de las estaciones, de los días y de los años,
Gén 1:15 y que brillen en el firmamento para iluminar la tierra!» Y sucedió así.
Gén 1:16 Dios hizo los dos grandes astros: el astro mayor para gobernar el día, y el menor para gobernar la noche. También hizo las estrellas.
Gén 1:17 Dios colocó en el firmamento los astros para alumbrar la tierra.
Gén 1:18 Los hizo para gobernar el día y la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y Dios consideró que esto era bueno.
Gén 1:19 Y vino la noche, y llegó la mañana: ése fue el cuarto día.
Gén 1:20 Y dijo Dios: «¡Que rebosen de seres vivientes las aguas, y que vuelen las aves sobre la tierra a lo largo del firmamento!»
Gén 1:21 Y creó Dios los grandes animales marinos, y todos los seres vivientes que se mueven y pululan en las aguas y todas las aves, según su especie. Y Dios consideró que esto era bueno,
Gén 1:22 y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen las aguas de los mares. ¡Que las aves se multipliquen sobre la tierra!»
Gén 1:23 Y vino la noche, y llegó la mañana: ése fue el quinto día.
Gén 1:24 Y dijo Dios: «¡Que produzca la tierra seres vivientes: animales domésticos, animales salvajes, y reptiles, según su especie!» Y sucedió así.
Gén 1:25 Dios hizo los animales domésticos, los animales salvajes, y todos los reptiles, según su especie. Y Dios consideró que esto era bueno,
Gén 1:26 y dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes,[b] y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo.»
Gén 1:27 Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó,
Gén 1:28 y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo.»
Gén 1:29 También les dijo: «Yo les doy de la tierra todas las plantas que producen semilla y todos los árboles que dan fruto con semilla; todo esto les servirá de alimento.
Gén 1:30 Y doy la hierba verde como alimento a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo y a todos los seres vivientes que se arrastran por la tierra.» Y así sucedió.
Gén 1:31 Dios miró todo lo que había hecho, y consideró que era muy bueno. Y vino la noche, y llegó la mañana: ése fue el sexto día.