(“¿De Nazaret puede salir algo de bueno?”

[Juan_1:46]). El Señor Jesús fue conocido como “el hijo del carpintero” (Mateo_13:55; Mar_6:3)



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domingo, 17 de junio de 2012

Paul Wilbur ( Digno )

Hch 2:1 Cuando llegó el día de Pentecostés, todos ellos estaban juntos y en el mismo lugar.
Hch 2:2 De repente, un estruendo como de un fuerte viento vino del cielo, y sopló y llenó toda la casa donde se encontraban.
Hch 2:3 Entonces aparecieron unas lenguas como de fuego, que se repartieron y fueron a posarse sobre cada uno de ellos.
Hch 2:4 Todos ellos fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu los llevaba a expresarse.
Hch 2:5 En aquel tiempo vivían en Jerusalén judíos piadosos, que venían de todas las naciones conocidas.
Hch 2:6 Al escucharse aquel estruendo, la multitud se juntó, y se veían confundidos porque los oían hablar en su propia lengua.
Hch 2:7 Estaban atónitos y maravillados, y decían: «Fíjense: ¿acaso no son galileos todos estos que están hablando?
Hch 2:8 ¿Cómo es que los oímos hablar en nuestra lengua materna?
Hch 2:9 Aquí hay partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto y Asia.
Hch 2:10 Están los de Frigia y Panfilia, los de Egipto y los de las regiones de África que están más allá de Cirene. También están los romanos que viven aquí, tanto judíos como prosélitos,
Hch 2:11 y cretenses y árabes, ¡y todos los escuchamos hablar en nuestra lengua acerca de las maravillas de Dios!»
Hch 2:12 Todos ellos estaban atónitos y perplejos, y se decían unos a otros: «¿Y esto qué significa?»
Hch 2:13 Pero otros se burlaban, y decían: «¡Están borrachos!»
Hch 2:14 Entonces Pedro se puso de pie, junto con los otros once, y con potente voz dijo: «Varones judíos, y ustedes, habitantes todos de Jerusalén, sepan esto, y entiendan bien mis palabras.
Hch 2:15 Contra lo que ustedes suponen, estos hombres no están borrachos, pues apenas son las nueve de la mañana.
Hch 2:16 Más bien, esto es lo que dijo el profeta Joel:
Hch 2:17 »Dios ha dicho: En los últimos días derramaré de mi Espíritu sobre toda la humanidad. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán; sus jóvenes tendrán visiones y sus ancianos tendrán sueños.
Hch 2:18 En esos días derramaré de mi Espíritu sobre mis siervos y mis siervas, y también profetizarán.
Hch 2:19 Haré prodigios en el cielo, y en la tierra se verán señales de sangre, de fuego y de vapor de humo.
Hch 2:20 El sol se oscurecerá, la luna se pondrá roja como sangre, antes de que llegue el día del Señor y se muestre en toda su grandeza.
Hch 2:21 Y todo el que invoque el nombre del Señor será salvo.
Hch 2:22 »Varones israelitas, escuchen mis palabras: Jesús nazareno, que fue el varón que Dios aprobó entre ustedes por las maravillas, prodigios y señales que hizo por medio de él, como ustedes mismos lo saben,
Hch 2:23 fue entregado conforme al plan determinado y el conocimiento anticipado de Dios, y ustedes lo aprehendieron y lo mataron por medio de hombres inicuos, crucificándolo.
Hch 2:24 Pero Dios lo levantó, liberándolo de los lazos de la muerte, porque era imposible que la muerte lo venciera.
Hch 2:25 De él dice David: Siempre veía al Señor ante mí. Él está a mi derecha, y nada me perturbará.
Hch 2:26 Por eso mi corazón se alegró, y mi lengua cantó llena de gozo. Mi cuerpo descansará en la esperanza,
Hch 2:27 porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo se corrompa.
Hch 2:28 Me hiciste conocer los caminos de la vida, y me llenarás de gozo con tu presencia.
Hch 2:29 »Varones hermanos, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que nuestro patriarca David murió y fue sepultado, y que hoy sabemos dónde está su sepulcro entre nosotros.
Hch 2:30 David era profeta, y sabía que Dios le había jurado que de su linaje humano saldría el Cristo, que se sentaría en su trono.
Hch 2:31 Esto lo vio antes de que sucediera, y habló de la resurrección de Cristo y de que su alma no se quedaría en el Hades, ni su cuerpo se corrompería.
Hch 2:32 Pues a este Jesús Dios lo resucitó, y de eso todos nosotros somos testigos.
Hch 2:33 Y como él fue exaltado por la diestra de Dios, recibió del Padre la promesa del Espíritu Santo, y ha derramado esto que ahora están viendo y oyendo.
Hch 2:34 David mismo no subió a los cielos, pero sí dice: »Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha,
Hch 2:35 hasta que yo ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
Hch 2:36 »Sépalo bien todo el pueblo de Israel, que a este Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Cristo.»
Hch 2:37 Al oír esto, todos sintieron un profundo remordimiento en su corazón, y les dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: «Hermanos, ¿qué debemos hacer?»
Hch 2:38 Y Pedro les dijo: «Arrepiéntanse, y bautícense todos ustedes en el nombre de Jesucristo, para que sus pecados les sean perdonados. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo.
Hch 2:39 Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos, para todos los que están lejos, y para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios llame.»
Hch 2:40 Y con muchas otras palabras les hablaba y los animaba. Les decía: «Pónganse a salvo de esta generación perversa.»
Hch 2:41 Fue así como los que recibieron su palabra fueron bautizados, y ese día se añadieron como tres mil personas,
Hch 2:42 las cuales se mantenían fieles a las enseñanzas de los apóstoles y en el mutuo compañerismo, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Hch 2:43 Al ver las muchas maravillas y señales que los apóstoles hacían, todos se llenaban de temor,
Hch 2:44 y todos los que habían creído se mantenían unidos y lo compartían todo;
Hch 2:45 vendían sus propiedades y posesiones, y todo lo compartían entre todos, según las necesidades de cada uno.
Hch 2:46 Todos los días se reunían en el templo, y partían el pan en las casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón,
Hch 2:47 mientras alababan a Dios y brindaban ayuda a todo el pueblo. Y cada día el Señor añadía a la iglesia a los que habían de ser salvos.

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