(“¿De Nazaret puede salir algo de bueno?”

[Juan_1:46]). El Señor Jesús fue conocido como “el hijo del carpintero” (Mateo_13:55; Mar_6:3)



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martes, 7 de agosto de 2012

cristianos quemados vivos y por ahi hay muchos diciendo que no tendremos...

ABRAHÁN
       Según la tradición sacerdotal, que habla del cambio del nombre de Abrán en Abrahán, Abrahan significa “padre  de una muchedumbre” (Gen 17,5). Las diversas tradiciones presentes en el libro del Génesis hablan de él, bien como de un hombre de fe que es sometido a la prueba (E), bien como del destinatario de la alianza expresada en la circuncisión (P), bien finalmente como lleno de las bendiciones de Yahveh (J).

       Abrahán es una figura clave de toda la historia de la salvación. Es ante todo el hombre escogido y elegido por Dios, que de este modo manifiesta su primera intervención de amor en la historia de su pueblo; por eso, Abrahán tiene que abandonar su casa y su tierra para ponerse al frente de un pueblo nuevo (Gn 12,1-2). Además, se le hace a él la primera promesa de una descendencia numerosa como “las estrellas del cielo” y como “las arenas de la playa” (Gn 22,17); finalmente, la prueba que sufre, es decir, la exigencia de inmolar a su hijo Isaac (Gn 22,1-15), le permitirá ser considerado como prototipo de la fe, que sabe acogerlo todo y lo espera todo de Dios. Sin embargo, Abrahán tiene que ser considerado sobre todo en su llamada a ser padre. En su “paternidad” es donde se revela su elección y su misión. Una paternidad que no se limita al nacimiento de Isaac de su esposa Sara, sino que se abre a todos los que creen en Dios.

       El Nuevo Testamento explicita en varias ocasiones esta paternidad en dos frentes: el más típicamente humano, del que tenía que nacer el Mesías, como en Mt 1,1 : “Genealogía de Jesús, Mesías, hijo de David, hijo de Abrahán”; y el frente más espiritual del que habla sobre todo la teología paulina, que lo define como “padre de todos los creyentes” (Rom 4,11 ). Abrahán representa la permanencia de la promesa de Dios y al mismo tiempo la verificación de su cumplimiento. Su fe lo convierte en ejemplar para todos, judíos y cristianos, ya que en él se descubre que todo viene de la gracia de Dios sin tener que gloriarse uno de sus propias obras (Gál 3,6; Rom 4,3). En él, todos nos hacemos herederos de la promesa hecha por Dios: pertenecemos ciertamente a Cristo, pero - como dice el apóstol -, si “somos de Cristo, también somos entonces descendencia de Abrahán”.

R. Fisichella
Bibl : M. Collin, Abrahan,  Verbo Divino. Estella '1976.




PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

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