(“¿De Nazaret puede salir algo de bueno?”

[Juan_1:46]). El Señor Jesús fue conocido como “el hijo del carpintero” (Mateo_13:55; Mar_6:3)



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miércoles, 9 de abril de 2014

NWO simulara ataque extraterrestre Operacion de Falsa bandera

La comunicación con los demonios

Deu_18:9-11

   EL HOMBRE TIENE una curiosidad insaciable con respecto al futuro. A pesar de que es incapaz de resolver todos los problemas que el presente le trae aparejado, quiere cargar con el peso del futuro. Mediante un medio u otro, trata de descubrir lo que habrá de suceder. Este no es un fenómeno nuevo; es tan antiguo como la raza humana. Cuando vamos a los primeros capítulos de la Palabra de Dios, descubrimos que los hombres de aquella época trataban de investigar o saber algo con respecto a los hechos futuros.
   Dios ha considerado oportuno confiarnos algo acerca de su programa. Independientemente de cualquier otro motivo, la Palabra de Dios se halla autenticada porque contiene muchas profecías que podemos estudiar para nuestra comprensión y edificación. Pero cuando una persona va más allá de lo que ha sido escrito en la Palabra de Dios se está sometiendo al engaño; se halla sometida al engaño a través de la actividad de Satanás, por medio de sus demonios.
   Todo contacto con los demonios se halla expresamente prohibido en la Palabra de Dios. Esto era tan común, aún en la experiencia de Israel en el Antiguo Testamento, que Dios tuvo que dar el siguiente mandamiento en Éxodo 22:18: «A la hechicera no dejarás que viva.» Evidentemente la hechicería era algo muy serio, ya que su práctica colocaba a la hechicera bajo pena de muerte. No debemos confundirnos con respecto a nuestra definición de hechicera o bruja. Nuestro pensamiento se halla moldeado en buena parte por la teología medioeval y por las prácticas de la época colonial en la Nueva Inglaterra. Según nuestro concepto, una hechicera es la persona que arroja una maldición sobre un individuo. Tal concepto nos dice que la hechicera puede causar daño físico, mental o emocional en la persona sobre la que ha echado un hechizo. Pero la Palabra de Dios no tiene ese concepto de la bruja o hechicera. Hechicera en el Antiguo Testamento significa una que sabe, una que pronostica, una que predice el futuro. La hechicería en el Antiguo Testamento era un medio demoníaco mediante el cual los acontecimientos futuros eran revelados a la persona que se sometía al control de los demonios.
   En sus primeras experiencias, Israel no quedó satisfecho con las revelaciones que Dios había dado con respecto a su programa. Hubo quienes quisieron saber más acerca de los acontecimientos futuros. No satisfechos con la revelación que Dios había dado en su Palabra, consultaban a los demonios a fin de recibir revelaciones con respecto al futuro. El rebajar la autoridad de la Palabra de Dios, el negar la suficiencia de la revelación que se hallaba en ella y el asociarse con los demonios para obtener una mayor información, que Dios no había considerado oportuno revelar, colocaba a tal persona bajo pena de muerte.
   El capítulo 18 de Deuteronomio se refiere a la hechicería o brujería. En el versículo 9, Dios dijo por medio de Moisés: «Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones.» Sabemos que la tierra de Canaán a la cual Dios llevó al pueblo de Israel luego de su redención de Egipto se hallaba poblada por muchas tribus y pueblos distintos que tenían una cosa en común: adoraban a los demonios y tenían prácticas de asociación con los demonios en la esfera religiosa bajo el disfraz de la adoración. Estos demonios eran adorados mediante todo tipo de prácticas abominables, y todo tipo de perversiones e inmoralidad, aun mediante sacrificios humanos. Dios estaba introduciendo al pueblo de Israel, que había recibido una revelación autorizada de Dios, a la tierra donde El sabía que serían sometidos a la influencia de estas religiones paganas, y Dios les advirtió con respecto a tales prácticas. Luego, en los versículos 10 y 11, se nombran las diversas manifestaciones de esta actividad que se desarrollaba en nombre de la religión: «No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego...» Esto se refiere a la práctica de ofrecer las criaturas como sacrificios humanos a estas deidades de los cananeos. Si fueras hoy a Biblos verías las excavaciones de la antigua adoración cananea, y el guía te mostraría las plataformas de piedra donde se ofrecían sacrificios de niños a las deidades demoníacas. Dios lo prohibió.
   Junto con el sacrificio humano Dios prohibió otras cosas que eran tan graves como esta práctica. Dios dijo: «No sea hallado en ti... quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas.» Dios se refiere aquí a muchas expresiones distintas de contacto o comunicación con los demonios que se practicaban en la tierra a la cual iba Israel. Habían quienes practicaban la adivinación, que era un proceso de predecir el futuro por medios mágicos. Generalmente practicaban alguna forma de augurio, investigando las entrañas de un ave o de un animal para descubrir el futuro o determinar la acción a seguir. Si has leído la historia romana, estarás familiarizado con los adivinadores romanos que pronosticaban y predecían el resultado de los desplazamientos militares romanos mediante el sacrificio de animales, a los que luego examinaban las entrañas. Ello determinaba el movimiento de las tropas en las conquistas militares romanas. Dependían de esta forma de comunicación con los demonios. Dios dijo que ello estaba prohibido.
   En segundo lugar, no debía haber entre ellos agoreros. Ello tenía que ver con determinar o dirigir el curso de la vida de una persona o determinar su conducta mediante el contacto con las estrellas o el estudio de la astrología. No es necesario que te recuerde cuan común es esta práctica hoy en día, ni cuan difundida está. Hace poco leí un informe con respecto a la enormidad de cartas sin precedentes que recibió un diario local cuando por descuido omitieron el horóscopo diario en el mismo. ¡ La gente no pudo tomar ninguna decisión durante el día! Dios prohibió a los israelitas el «observar los tiempos», ya que ello era una forma de creencia en los demonios.
   La próxima cosa a la cual se refirió Dios fue los sortílegos. El sortílego era la persona bajo control demoníaco que ponía a otra persona bajo el control demoníaco con sus encantamientos. Ello tiene que ver con echar hechizos y quizá se acerca más a nuestro concepto habitual del hechicero que cualquiera de las demás actividades que hemos considerado.
   Otra forma de tráfico con los demonios que se hallaba prohibida era la del hechicero. La palabra hechicero quiere decir aquí uno que sabe. Por tanto, a muchas personas les resultaba imposible tomar una decisión sin antes consultar a un astrólogo o pronosticador.
Luego estaba el encantador. El encantador era la persona que utilizaba la magia y efectuaba milagros mediante el poder demoníaco. Los hechiceros de Egipto tenían esta clase de poder, ya que podían imitar mediante la actividad demoníaca los milagros que Dios efectuó por medio de Moisés. Daniel se encontró con este mismo tipo de actividad demoníaca en la corte del rey de Babilonia. Se hallaba rodeado por los magos de Babilonia quienes, mediante sus encantamientos y pronósticos bajo control demoníaco, eran capaces de dirigir el curso del imperio al guiar a Nabucodonosor. Estos encantadores eran otra expresión de la comunicación con los espíritus malignos.
   Dios se refiere luego al adivino. Este era el individuo que se hallaba familiarizado con un demonio y estaba bajo su control. Ninguna persona podía caer bajo control demoníaco sin su sumisión voluntaria. El demonio no tenía poder para dominar y gobernar la voluntad de un individuo de tal modo que éste fuera poseído sin su consentimiento. Los adivinos se sometían voluntariamente para que los espíritus les pudieran revelar las cosas futuras y para que ellos, a su vez, pudiesen ser contactos entre quien los consultaba y los demonios. Hoy nos referimos a los tales como médiumes espiritistas.
Luego estaban los magos. El mago es el masculino de bruja o hechicera. El mago era el «hombre que sabía». Esto era algo que no sólo las mujeres podían practicar.
   Finalmente estaba el que consultaba a los muertos. Un demonio era el contacto entre el mundo vivo y el mundo de los espíritus difuntos, a fin de suministrar algún conocimiento de las cosas futuras.
   En Deu_18:10-11, podemos observar cuan ampliamente difundida se hallaba esta práctica en Israel y de cuántas maneras distintas se manifestaba. La finalidad de todas estas distintas expresiones de creencia en los demonios era obtener información independientemente de la Palabra de Dios que guían a las personas en sus actos o decisiones. Quizá seamos tentados a pensar que esto es algo de aquella época supersticiosa. Pero a medida que leemos la Palabra de Dios descubrimos que se hallaba tan ampliamente difundida en la época del Nuevo Testamento como en la época del Antiguo Testamento. Y aún ahora en inmensas zonas de la tierra es la forma dominante de experiencia o práctica religiosa entre quienes no conocen a Jesucristo como salvador personal.
   Consideremos un caso de este tipo de comunicación con los demonios en la experiencia de Saúl, tal como se halla relatado en 1Sa_28:1-6. Para muchas personas éste es un pasaje difícil de explicar. Observemos ante todo el trasfondo de esta experiencia. Saúl, rey de Israel, estaba sufriendo un ataque de los filisteos, quienes eran sus enemigos más poderosos. Saúl había dependido de Samuel, el profeta de Dios, como guía y consejero. Samuel había muerto, y Saúl sintió que no tenía fuente alguna de guía en la crisis nacional que atravesaban. Ahora bien, Saúl tenía las Escrituras que habían sido dadas por Dios por medio de Moisés, y ellas bastaban para guiar a Saúl con respecto a lo que debía hacer. Pero como éste repudiaba la revelación que Dios había dado en su Palabra, buscó otra guía. Y mandó en el versículo 7: «Buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación, para que yo vaya a ella y por medio de ella pregunte.» El quería una mujer que se hallara familiarizada con algún demonio a fin de obtener conocimiento mediante la comunicación con un muerto. Observa que las Escrituras no dicen que tal práctica sea imposible. Dicen que tal práctica se halla prohibida, pero no dicen que es imposible. Saúl sabía que la Palabra de Dios prohibía tal actividad, porque leemos en el versículo 3 que él había arrojado de la tierra a los encantadores y adivinos. A pesar de lo que sabía, Saúl mandó a buscar a la adivina de Endor. No la llaman hechicera. El término que se aplica, traducido literalmente, significa dama de un demonio. Luego que Saúl garantizó su inmunidad, ella preguntó: «¿A quién te haré venir? Y él respondió: Hazme venir a Samuel.» Ahora bien, ¿por qué quería Saúl comunicarse con el piadoso profeta Samuel? Obviamente era para que pudiese saber por su intermedio qué le tenía Dios deparado. «Y viendo la mujer a Samuel, clamó en alta voz.» Esta reacción nos sugiere que la mujer adivina quedó pasmada cuando Samuel apareció. Ella esperaba que apareciera el espíritu familiar, y luego por medio de él esperaba poder comunicarse con Samuel. Cuando Samuel apareció, la adivina quedó sorprendida, ya que ella no había tenido comunicación alguna con Samuel y éste no era un espíritu familiar. Saúl le preguntó: «¿Qué has visto?» Cuando ella le describió quien había aparecido, Saúl entendió que era Samuel. Observa que Saúl no vio a Samuel. La mujer lo vio, pero no Saúl. Saúl no podría haberse comunicado con un muerto excepto por medio de un demonio, y él no estaba bajo el control de un demonio. Samuel no apareció por haber sido convocado por demonios, sino porque fue enviado por Dios para anunciar juicio sobre Saúl y anunciar la caída de su reino. Este caso ciertamente no marca pauta, pero sí indica cómo una persona sometida a un demonio podía obtener información con respecto a las cosas futuras por medio de la actividad demoníaca.
   En Hechos 8:9 descubrimos que esta misma actividad era practicada en la época neotestamentaria. Felipe, el evangelista, estaba ministrando en Samaría. Estaba predicando a Cristo y proclamándolo como el salvador del pecado y el libertador del poder de Satanás. Había en esa ciudad un hombre llamado Simón, quien antes había ejercido la magia. Tenía contacto con un demonio para efectuar obras mágicas y revelar acontecimientos futuros. Había fascinado al pueblo de Samaría, es decir, lo había impresionado con un conocimiento del futuro, que había logrado por medios demoníacos, y como resultado de su contacto con los demonios se le había atribuido el tener poder de Dios. La gente decía de él (v. 10): «Este es el gran poder de Dios.» Fue incapaz de distinguir entre la magia efectuada mediante el poder demoníaco y los milagros efectuados mediante el poder divino. Es propósito de Satanás lograr que los hombres crean que él es Dios y que le rindan la adoración que corresponde a Dios. Recordemos que el deseo original de Satanás era ser semejante al Altísimo y recibir la adoración que pertenece a Dios. Dios demuestra que El es Dios por medio de los milagros que realiza y por medio de sus revelaciones con respecto al futuro mediante la profecía. Resulta significativo que cuando Satanás trata de autenticarse lo haga haciendo que quienes están bajo el control de sus demonios efectúen milagros y revelen el futuro. Descubrimos esto en el caso de Simón. Tal era la sutileza de Satanás que controlaba a este hombre de tal modo que tenía convencido al pueblo de Samaría que era Dios.
   La única liberación de esta influencia demoníaca era el Evangelio de Jesucristo. Leemos en Hch_8:12: «Pero cuando creyeron a Felipe... se bautizaban hombres y mujeres. También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían estaba atónito.» La gente de Samaría que había escuchado a Simón fue libertada de la influencia demoníaca al creer el evangelio de Jesucristo, y el mismo mago fue libertado de la influencia y control demoníaco del mismo modo. El Evangelio fue confirmado por medio de los milagros que los apóstoles efectuaron. De modo que Dios utilizó a Felipe para dar una evidencia a quienes se habían comunicado con los demonios de que El era Dios y que Satanás era un impostor.
   El programa de Satanás ha estado marchando bien desde los días del Antiguo Testamento hasta la época actual. Satanás ha engañado a los hombres obrando por medio de distintas formas de demonismo para cegar las mentes de los hombres a la verdad. Muchos han sido convencidos que ya que los demonios de Satanás pueden revelar acontecimientos futuros o establecer comunicación con los muertos, él es realmente Dios. Se nos dice en la Palabra de Dios que cuanto más nos acercamos a los últimos tiempos tanto mayor habrá de ser la actividad del diablo. Juan nos dice en Apo_12:12 que al saber Satanás que tiene poco tiempo él sale furiosamente para engañar y destruir.
   Se nos ha dicho tan poco acerca del método y de la obra del diablo por medio de la actividad demoníaca que no nos hemos hallado en condiciones para hacerle frente.
   Hace algún tiempo fue publicado un libro que tuvo amplia difusión, en el cual su autora afirma ser capaz de predecir acontecimientos futuros. Ella formuló una cantidad de predicciones que se cumplieron. Estas predicciones sólo pueden provenir de una de las dos fuentes posibles: o vienen de Dios, o vienen de Satanás por medio de la influencia demoníaca. Dios ha indicado muy claramente que, completado el Nuevo Testamento, El ya no efectúa más revelaciones y predicciones. Dios ha cerrado la puerta a nuevas revelaciones de parte de El porque la revelación ha sido completada en Jesucristo. Ello nos deja una sola alternativa: estas predicciones deben provenir de Satanás por medio de la influencia demoníaca. Algunas de estas predicciones han sido lo suficientemente pasmosas como para engañar aun a muchos creyentes, haciéndoles creer que ella tiene autoridad divina. Tanto ella como otras personas semejantes han pasado a ser consejeros de algunas personas que ocupan lugares destacados en el gobierno. ¡ Esta es una actividad demoníaca! Controla las naciones, influencia a los gobiernos para que reemplacen la autoridad y la Palabra de Dios por las revelaciones que provienen de los demonios.
   Otras formas de actividad demoníaca se hallan muy difundidas, como por ejemplo la astrología, los horóscopos y la influencia de las estrellas sobre la vida diaria. La telepatía o percepción extrasensoria es considerada por muchos como un fenómeno de la mente natural.         Estas personas atribuyen a la mente humana las cualidades que pertenecen únicamente a Dios, y no alcanzan a ver la influencia y actividad demoníacas en esta esfera. Esta es otra forma mediante la cual Satanás trata de controlar la mente de los hombres. Muchos han experimentado con una tabla guija (tabla de escritura espiritista). ¡ Cuan inofensiva e inocua es una tabla guijal Con un poco de práctica uno puede manejarla y obtener las respuestas que quiera. Si se utiliza de este modo es algo completamente inofensivo, pero cuando una persona renuncia al control de sus facultades y se somete a una influencia externa está posibilitando el control demoníaco de su persona. Un demonio podría controlar hasta a un hijo de Dios que abandonara el control consciente de sus propias facultades y se sometiera a los movimientos de una tabla. De un modo tan inocuo como éste, Satanás puede lograr el acceso a la mente para controlar el pensamiento o dirigir la acción a seguir por parte de una persona.
   Dios y Satanás están luchando por las mentes de los hombres. Satanás quiere la mente, porque si logra controlar la mente puede controlar eventual-mente la voluntad. Se está desarrollando una batalla en la esfera de la mente mientras Satanás trata de someternos a influencias que nos harían desechar la autoridad de la Palabra de Dios y buscar alguna otra cosa o alguna otra persona como guía de nuestra conducta. Esta es la razón por la cual el apóstol Pablo escribe en 1Ti_4:1: «Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos.» Lo que Pablo está diciendo es que tan pronto como una persona desecha la infalibilidad, autoridad e integridad de la Palabra de Dios y se somete a la autoridad de los hombres, está haciendo posible el engaño satánico y el control satánico de su pensamiento. La gran tragedia de la época actual es que los hombres se  sienten  capaces  de  actuar  como  jueces  con respecto a la Palabra de Dios, aceptando lo que les place y rechazando lo que les desagrada, sin darse cuenta siquiera de que lo que sucede es que en la batalla por las mentes Satanás ha conquistado una victoria y los ha sometido al control demoníaco. Esta batalla se está desarrollando hoy en el pulpito, donde los ministros de Satanás se han sometido a la influencia satánica y predican doctrinas proclamadas por los  demonios, rechazando la Palabra de Dios. Esta es la razón por la cual el apóstol Pablo coloca tanto énfasis sobre la mente. En Flp_2:5 nos dice:   «Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.» Luego, en Flp_4:8: «Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre...   en  esto  pensad.»   Porque   tan  pronto como una persona abandona el sentir de Cristo está posibilitando el engaño demoníaco.
   Hace muchos años, estando yo en el seminario, se celebró un congreso nacional de médiumes espiritistas en la ciudad de Dallas. En este congreso los médiumes estaban comunicándose con sus espíritus guías, demonios con quienes tenían contacto, para ofrecer mensajes a los individuos. Seis compañeros decidimos asistir a la reunión, que según se había anunciado, era pública. Entramos al oscuro auditorio y nos sentamos atrás silenciosamente para observar. Se inauguró la sesión y el presidente del congreso presentó a distintos médiumes, quienes convocaron a sus espíritus guías, demonios con los cuales se hallaban familiarizados. Uno tras otro trataron de comunicarse sin lograrlo, y se sentaron. Cada uno informó que algo estaba interfiriendo con su intento de comunicarse. Luego toda la concurrencia se conmocionó, ya que evidentemente los presentes no estaban acostumbrados a que sucediera esto. El presidente se levantó, pidió que se prendieran las luces, y dijo que había alguna influencia que les estaba impidiendo comunicarse con sus espíritus. Señalándonos, dijo que esa fila de jóvenes al fondo les estaba impidiendo comunicarse. Se nos pidió que nos retiráramos, a fin de que la reunión pudiera proseguir. Nos fuimos. Como el congreso continuó durante el resto de la semana, supongo que una vez que nos retiramos pudieron restablecer la comunicación con los demonios y engañar las mentes de las personas mediante el engaño demoníaco. La presencia del Espíritu de Dios en los seis creyentes evitó una manifestación de poder satánico.
   Puede resultarnos extraño hablar acerca de algo que no podemos ver, sentir, tocar, gustar ni percibir. Pero no habrás de comprender la naturaleza de la guerra en la cual te hallas comprometido como hijo de Dios hasta que reconozcas que Satanás está luchando para controlar tu mente a cada momento, todos los días, para engañarte con respecto a la verdad divina. El mismo momento que dejas de apoyarte en la autoridad de las Escrituras estás posibilitando el engaño satánico.
   ¿Recuerdas lo que dijo el Padre a los discípulos en el monte de la Transfiguración? Estos acababan de ver un gran milagro allí; habían visto a Cristo transfigurarse delante de ellos. Pero Satanás puede capacitar a los hombres para efectuar milagros por medio del poder demoníaco. Por eso Dios dijo a los discípulos: «Este es mi Hijo amado, a él oíd.» No existe otra defensa contra el engaño satánico que la sumisión a la Palabra de Cristo y la autoridad de su Persona.

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